Farolas solares para las ciudades inteligentes

En nuestro país, según Red Española, se dedican más de 900 millones de euros al año para alumbrado de las calles. Este gasto, es de lejos, el mayor de toda la Unión Europea. Y es que iluminar nuestras calles está convirtiéndose en un verdadero dolor de cabeza.

Por otro lado, según datos proporcionados por el CSIC, o lo que es lo mismo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la contaminación lumínica ha aumentado en casi un 50% en el último cuarto de siglo.

¿Qué problema plantea esto?

Para empezar, la contaminación lumínica provoca dificultades y problemas para la salud de los ciudadanos. Un ejemplo es que el sueño se altera y algunas especies autóctonas ven afectados distintos hábitos. El segundo inconveniente de este tipo de contaminación es que se desaprovechan mucho los recursos y se emiten muchas gases a la atmósfera.

Las smart cities tratan de combatir esto haciendo uso de otras opciones.

¿Qué alternativa existe en la actualidad?

Por suerte, en los últimos años hemos asistido a un gran auge del uso de las energías renovables, y precisamente estas son la alternativa sostenible a esta contaminación.

Seguro que has visto paneles solares en las casas. ¿Por qué no utilizarlas también en farolas?

Y es que las farolas solares pueden ser una gran solución, ya que no usan electricidad, sino energía solar.

Como sabes, el elemento fundamental son las placas fotovoltaicas, que lo que hacen es absorber los rayos del sol y transformarlos en energía. En este caso, para que sean más eficientes, se disponen en la parte superior de la farola. De esta manera, y orientadas adecuadamente, recibirán la luz necesaria para iluminar las calles sin problemas.

La energía recibida se almacena en baterías de forma que por la noche pueda usarse sin que falte. Por otro lado, en la actualidad se usan las bombillas LED, que son de bajo consumo, pero también se usan las solares, cuyas lámparas son fluorescentes y de sodio.

¿Qué ventajas plantean las farolas solares?

Evidentemente, tenemos que decir que muchas. A continuación te dejamos algunas de las que, para nosotros, son más importantes.

En primer lugar, se trata de un mobiliario urbano que tiene poco mantenimiento al ser autosuficiente y automático. Además, como no lleva el mismo cableado que las farolas tradicionales, son sencillas de instalar, sin contar con que emplean la energía renovable.

En este sentido, son más duraderas que las farolas convencionales, ya que la innovación es una constante, y eso influye poderosamente en su eficiencia.

No se puede no decir que suponen también una forma de ahorrar dinero en electricidad, ya que las mismas farolas son “las que crean la energía que consumen”. Además, son un alivio para unos sistemas de distribución que ya están saturados.

Se trata de elementos inteligentes que, por ejemplo, automatizan su apagado y su encendido y que cuentan con células fotoeléctricas de miden la cantidad de luz exterior y que se activan en el momento que es necesario.

¿Y qué tiene que ver esto con la smart city?

Smart city o ciudad inteligente es un término que cada vez se utiliza más. Nació de la mano del proyecto The Solar Urban Hub, que pretendía utilizar la energía solar en el alumbrado de la calle, y que esto, ayudara a desarrollar el big data de las ciudades. Esto podía hacerlas más rentables y adecuadas a las necesidades de los ciudadanos.

En Sevilla están en el Parque de María Luisa como forma de solventar el hecho de que la red eléctrica no llega a esa zona de la ciudad. Pero también las hay en otras ciudades de nuestra geografía.

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